Pocos temas en medicina han suscitado tanta controversia como el uso de implantes mamarios. Ya sea en casos de cirugía mamaria o en pacientes que van a ser reconstruidas tras someterse a una mastectomía, es muy habitual que las pacientes nos planteen muchas dudas antes de recibir un implante mamario.
No nos malinterpretéis: Nos encantan las pacientes que plantean sus dudas antes de las intervenciones y que llegan a quirófano bien informadas (entre otras cosas porque son las que suelen tener unos índices de satisfacción más elevados).
Sin embargo, hoy os queremos hablar de una serie de mitos en los que mucha gente sigue creyendo y que, en muchas ocasiones, nos plantean nuestras pacientes. Vamos allá:
1.- Los implantes se pueden romper al viajar en avión
Quizá es la pregunta más habitual por cierta leyenda urbana que todos hemos oído sobre una actriz española. Vamos a resolverlo de una vez: Los cambios de presión producidos por un vuelo no dañan los implantes de gel de silicona.
Si que conviene tener en cuenta que los cambios de presión pueden producir alteraciones en la cicatrización en los primeros días tras una cirugía y afectar a los líquidos que se forman alrededor de los implantes en los primeros días. La inmovilización que se produce en un vuelo también puede producir la aparición de trombos en las piernas. En general, no se recomienda realizar vuelos a gran altura al menos 2 semanas tras una cirugía de pecho.
Otro tema diferente es la práctica de submarinismo:
Si bien no hay mucha evidencia, sí que hay estudios que demuestran que realizar muchas inmersiones a más de 40 metros de profundidad (estamos hablando de más de 40 inmersiones) puede afectar a la durabilidad de los implantes (aquí tenéis el estudio).
2.- Los implantes se deben cambiar cada 10 años
Es muy habitual que nos visiten pacientes que llevan implantes en buen estado desde hace 10 años y quieren saber si deben sustituirlos.
Los implantes mamarios no tienen una fecha de expiración.
Dicho de otro modo, no es necesario cambiarlos salvo que exista un motivo para hacerlo. Los motivos habituales para sustituir un implante son la rotura, la contractura capsular y querer cambiar de volumen.
Dicho esto, conviene tener en cuenta que ninguna casa comercial puede asegurar que un implante vaya a durar toda la vida: Cualquier prótesis, con el tiempo y el estrés mecánico, puede romperse y tener que ser sustituida. Es decir, si una paciente tiene 20 o 30 años cuando se pone un implante, es muy probable que al menos una vez a lo largo de su vida tenga que sustituirla. Por lo tanto, es muy recomendable que las pacientes revisen sus implantes forma anual.
3. Los implantes pueden dificultar la lactancia materna
Las prótesis mamarias no impiden la lactancia ni pueden alterar la leche materna:
La silicona no pasa a la leche. Es seguro para un bebé tomar lactancia materna de una madre portadore de implantes. Si que conviene tener en cuenta que el tipo de cirugía que realicemos puede afectar a la glándula mamaria y, por tanto, a la capacidad de dar el pecho.
Unos implantes colocados por el surco submamario no atraviesan la glándula mamaria y no deberían afectar a la lactancia. Por el contrario, si realizamos un aumento por vía periareolar o bien realizamos una elevación de pecho (mastopexia) al mismo tiempo que el aumento, estamos manipulando la glándula mamaria. En esos casos, existe el riesgo teórico de que la paciente tenga dificultades para dar el pecho.
4. Los implantes mamarios se relacionan con el cáncer de mama
Los estudios señalan que las personas portadores de prótesis mamarias no tienen un mayor riesgo de cáncer de mama. Es más, el uso de implantes mamarios es una de las técnicas más comunes para reconstruir a aquellas pacientes que han sido sometidas a una mastectomía por un cáncer de mama.
Aquí sí debemos señalar que existe un tipo de cáncer del sistema inmunitario muy poco frecuente, llamado linfoma anaplásico de células gigantes, que se puede desarrollar en la cápsula que rodea a los implantes.
La FDA ha identificado una posible relación entre el uso de implantes y la aparición de este tipo de tumores, si bien conviene tener en cuenta que se han descrito pocos casos en todo el mundo.
Pese a lo poco frecuente que es, siempre recomendamos a las pacientes que sigan controles anuales de sus implantes y que, si notan cualquier cambio que les alarme, consulten con su cirujano.